Desde que somos pequeños nos aconsejan el uso de vitamina C cuando nos encontramos resfriados o bajo estados gripales. Y no sólo se recomienda popularmente su consumo para cuidarnos en periodos de enfermedad, sino también para prevenir su aparición, sobre todo en la temporada de invierno. Sin embargo ¿es realmente necesaria? ¿De qué forma actúa sobre nuestro cuerpo? ¿Qué beneficios nos aporta? Todas esas preguntas son las que buscaremos aclarar en el artículo de hoy.
La vitamina C, o ácido ascórbico, es un nutriente muy conocido y altamente presente en la naturaleza, el cual es esencial para la formación de los tejidos tales como músculos cartílago, e incluso colágeno, y se ha vuelto famosa gracias a estudios que han demostrado que su presencia es vital para la regeneración celular. Además de lo anterior, la Vitamina C es un muy buen antioxidante, y actúa directamente en nuestras células protegiéndonos contra los radicales libres los cuales favorecen tanto el envejecimiento como la aparición de distintas enfermedades. Por último, la vitamina C es altamente recomendada para ayudar con la absorción del hierro en el organismo, el cual es fundamental para el adecuado desarrollo de nuestro cuerpo.
Es necesario que consumamos vitamina C, ya que nuestro cuerpo es incapaz de producirla por sí mismo. Lo ideal sería poder incorporarla en nuestra dieta, a través de los alimentos tales como los cítricos, berries, tomates, pimentones, entre otros; sin embargo, a muchas personas se les dificulta el consumo constante de este tipo de alimentos, o bien, a pesar de consumirlos, no logran adquirir una dosis suficientemente alta para poder obtener todos sus beneficios. Por otro lado, existen ciertos grupos de personas que pueden presentar déficit de vitamina C aun cuando lleven una dieta saludable, por ejemplo fumadores activos o pasivos, aquellos con problemas gastrointestinales o quienes padecen algún tipo de cáncer que dificulta la absorción de este nutriente.
Es importante tener en cuenta que el déficit de vitamina C puede generar complicaciones en nuestra salud, como la enfermedad conocida como escorbuto, la cual puede causar malestar general, irritabilidad, debilidad, anemia e incluso hemorragias en las encías y folículos pilosos. La buena noticia es que su tratamiento es bastante sencillo y sólo bastará con volver a restablecer los niveles de vitamina C con la ayuda de un profesional.
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